Durante el proceso de desarrollo y día a día de nuestros hijos y familiares o conocidos cercanos, podemos observar comportamientos o síntomas que no entendemos y que son indicativos de que nuestro hijo/a, familiar o conocido está sufriendo.
- Irritabilidad, enfados frecuentes, rabietas, llanto.
- Cambios de humor frecuentes.
- Miedos o ansiedad y tensión.
- No es capaz de mantenerse realizando una tarea, está inquieto, no se centra en nada y no se concentra.
- Evita algunas situaciones (escuela, amigos, etc).
- No quiere relacionarse o se aisla excesivamente.
- Está triste.
- No duerme bien, cambios en sus hábitos alimentarios, cambios en la evacuación.
- Se queja con frecuencia de dolores o molestias sin estar enfermo.